Cada años nos escapamos un fin de semana a mediados de julio para celebrar nuestro aniversario, y este año, ha sido el primero que la hacemos como familia de tres. Queríamos un lugar que no estuviese muy alejado de Madrid, que fuera cómodo y que nos permitiese ver varias cosillas, así que después de investigar un poco, Sigüenza fue el destino escogido para nuestra escapada de fin de semana.
Al principio parece que la logistica con un bebé de casi tres meses va a ser complicadísima, pero con un poco de orden y organización ¡¡todo se puede!! Además a nosotros nos encanta viajar, y ahora nos apetece compartir todas estas experiencias con la peque.
Nos fuimos de viernes al medio-día a domingo tarde, y aunque el ritmo nos lo marcó Nora, pudimos hacer muchas cosas.
Salimos de Madrid y nos dirigimos a Sigüenza, donde llegamos a la casita rural que habíamos reservado (La Casona de Lucía, la situación y la atención que recibimos de 10, un sitio genial para ir con un bebé).
La tarde del viernes la dedicamos a conocer Atienza y Palazuelos. Nuestra intención era ver los campo de girasoles que hay en la carretera que une estos dos municipios con Sigüenza, pero creo llegamos tarde y ya los habían segado, sólo encontramos un superviviente, ¡y se merecía su foto!
Fue una pena no poder ver los campos llenos de flores, porque las extensiones que se veían eran enormes y debe ser todo un espectáculo. ¡Nos lo apuntamos en la agenda para el futuro.
Con nuestra foto del girasol hecha, nos fuimos a conocer y pasear por los pueblos de Atienza y Palazuelos, ambos con sus castillos. Particularmente Palazuelos me gustó más, un pueblo muy chiquitito pero con muchísimo encanto.
Castillo de Atienza
Castillo de Palazuelos
Ya de vuelta a Sigüenza y con el sol cayendo, paramos en la carretera para hacer unas fotos porque las vistas son espectaculares. Puede verse todo el pueblo donde destacan La Catedral y El Castillo.
El sábado lo dedicamos a recorrer Sigüenza y conocer sus diferentes rincones. Visita obligada son, claro, el Castillo (actual Parador) y la Catedral, pero tampoco hay que perderse las diferentes puertas de acceso a la ciudad, las plazas, pasear por sus callejuelas, descubrir las ermitas e iglesias, tomar algo en el Parque de la Alameda...
Nosotros no pudimos hacer la visita guiada de La Catedral, nos daba miedo que la peque se pusiera a llorar y molestar al resto del grupo, y nos quedamos sin ver la capilla Del Doncel y su sepulcro, pero todo el mundo nos ha hablado maravillas, así que si podéis, ¡no os la perdáis!
El domingo, ya de camino a Madrid, hicimos las últimas visitas. Primero Pelegrina, un pueblo precioso coronado con su castillo y desde donde comienzan varias rutas de senderismo. El entorno desde luego es muy, muy chulo, y las vistas, ¡una pasada!
Antes de poner rumbo a nuestro siguiente destino, fuimos al mirador en homenaje a Felix Rodriguez de la Fuente, desde donde se puede ver toda la Hoz de Pelegrina.
Última parada: ¡¡Brihuega!! donde se celebra durante todo el mes de Julio el festival de la lavanda. Paseamos por el pueblo, todos los vecinos decoran las calles, balcones, y demás rincones con flores de papel, lazos, ramos de lavanda,..., todo el pueblo adornado de precioso color lavanda. Nos acercamos a los campos de lavanda a hacer las fotos de rigor, pero hacia tanto calor que no quisimos sacar a la peque del coche y sólo me bajé yo.
Dentro de unos años volveremos y disfrutaremos a tope de este pueblo y su festival ya que organizan un montón de actividades: visitas guiadas a los campos, paseos en globo, conciertos... Un destino a tener muy, muy en cuenta.
Y hasta aquí nuestra pequeña escapada con la enana, hemos disfrutado, desconectado, conocido sitios chulísimos, comido mucho y bien, ¡¡¡y nos hemos quedado con ganas de volver!!!
